Era la vispera de noche buena y la encantadora niña de ojos azules
a su dulce abuelo le servía un delicioso vaso de leche con avena
"Abuelito" -le dijo ella - "ha llegado la hora de que me leas un cuento"
Bebiendo la leche, la niña a su lado se sentó mientras él la veìa muy contento
Bebiendo la leche, la niña a su lado se sentó mientras él la veìa muy contento
"¿Esta vez será de princesas y castillo?"- repuso ella en forma inocente
"Francamente mi niña" - le contestó el anciano - "este es uno que no conoce mucha gente"
Ella un poco inquieta no dejo de cuestionar: "¿Pero será un cuento de navidad?"
"Así es" - sonrió el anciano - "Y se que te va a encantar" dijo con total honestidad.
"Francamente mi niña" - le contestó el anciano - "este es uno que no conoce mucha gente"
Ella un poco inquieta no dejo de cuestionar: "¿Pero será un cuento de navidad?"
"Así es" - sonrió el anciano - "Y se que te va a encantar" dijo con total honestidad.
Este era un viejo relojero que ciego con los años había quedado
por eso pobre y solo vivía pues hasta sus familiares lo habían olvidado
por eso pobre y solo vivía pues hasta sus familiares lo habían olvidado
Una noche mientras dormía, por un orificio en su taller un ratón obrero refugio buscaba
El fuego de una vela ardiendo sobre la mesa le dio calor, sintiendo que era el lugar que tanto añoraba.
El fuego de una vela ardiendo sobre la mesa le dio calor, sintiendo que era el lugar que tanto añoraba.
Durante el día observaba al viejo relojero tratar de armar con dificultad un reloj pero aquello era infructuoso
Las personas que pasaban frente a la ventana murmuraban y se burlaban de lo que consideraban aquello era gracioso.
Viendo aquello el ratón obrero decidio ayudarle arrimando las piezas y herramientas a sus manos para que lograra realizar la faena.
Sorprendido el viejo relojero no dudo en armar desde el reloj más pequeñó hasta el más grande reloj de arena.
Las personas que pasaban frente a la ventana murmuraban y se burlaban de lo que consideraban aquello era gracioso.
Viendo aquello el ratón obrero decidio ayudarle arrimando las piezas y herramientas a sus manos para que lograra realizar la faena.
Sorprendido el viejo relojero no dudo en armar desde el reloj más pequeñó hasta el más grande reloj de arena.
El relojero escuchaba el chillido de aquel pequeño animalito,
y en pago por su ayuda le brindaba queso y un poco de leche caliente en un guacalito
Desde la vitrina tanto niños y grandes no daban credito al mirar aquella tierna escena
hombre y ratón en equipo trabajando todo el día hasta que llegaba la hora de la cena.
Una sensación de verguenza invadió a todo aquel trausente que por su mala acción decidieron tambien ayudar al viejo relojero tan diligente.
y en pago por su ayuda le brindaba queso y un poco de leche caliente en un guacalito
Desde la vitrina tanto niños y grandes no daban credito al mirar aquella tierna escena
hombre y ratón en equipo trabajando todo el día hasta que llegaba la hora de la cena.
Una sensación de verguenza invadió a todo aquel trausente que por su mala acción decidieron tambien ayudar al viejo relojero tan diligente.
Pronto la noticia de lo que ahí sucedía llego hasta los pueblos más distantes,
y los relojes se vendían a diario quedando limpios todos los estantes.
y los relojes se vendían a diario quedando limpios todos los estantes.
En la mañana de navidad muy temprano la puerta del taller se logro escuchar
Eran los hijos del viejo relojero que pidiendo perdón a su casa querían llevar
Pero el hombre muy agradecido a su amiguito roedor no quería abandonar
Los muchachos comprendieron y el ratoncito obrero tambien tuvo que empacar
Eran los hijos del viejo relojero que pidiendo perdón a su casa querían llevar
Pero el hombre muy agradecido a su amiguito roedor no quería abandonar
Los muchachos comprendieron y el ratoncito obrero tambien tuvo que empacar
Ahora el viejo relojero vive feliz al lado de su inseparable compañero
Él en una tibia cama y el ratoncito sobre una colcha en el interior de un gran ropero.
Él en una tibia cama y el ratoncito sobre una colcha en el interior de un gran ropero.
El abuelo muy complacido había finalizado su relato,
sin percatarse que su nieta ya dormía felizmente desde hacía un gran rato.
La moraleja es vuestra mientras disfrutas un rico vaso de leche,
agradece la más pequeña ayuda pero no dejes que un sueño se desheche.
sin percatarse que su nieta ya dormía felizmente desde hacía un gran rato.
La moraleja es vuestra mientras disfrutas un rico vaso de leche,
agradece la más pequeña ayuda pero no dejes que un sueño se desheche.
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